viernes, 5 de agosto de 2011

AFRONTANDO EL DOLOR POR LA PÉRDIDA DE UN GRAN AMIGO

Una mascota, es un animal doméstico que convive con nosotros y nuestra familia. Provee apoyo, amor y lealtad, lo que hace que se gane un lugar en nuestros corazones y en nuestras familias. Así, se convierte en un integrante más de ella y los lazos afectivos que se forman son muy fuertes. Los animales de compañía, son parte de la dinámica familiar y de la rutina diaria de las personas que integran el grupo.

Por eso, al momento de tener que decirle adiós, el proceso de duelo no es diferente al que se realiza por el fallecimiento de un ser humano, más allá de que para la sociedad no haya ningún tipo de comparación.

“El impacto emocional que tiene la muerte de una mascota en sus dueños, puede ser tan significativo como el que causa la muerte de un familiar”, concluyeron psicólogos de la Universidad de Nuevo México, Estados Unidos.

En un estudio en el que se evaluó a gente que había experimentado la muerte (natural o por eutanasia) de una mascota, investigadores del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Hawai, Estados Unidos, hallaron que en un 30% de los casos el dolor duró seis meses o más, y que en un 12% de los casos la pérdida fue vivida como un evento severamente traumático de la vida de un ser humano.

"Desafortunadamente, la pérdida de una mascota no es reconocida en forma cabal por los amigos, los conocidos y los compañeros de trabajo como una ocasión significativa o auténtica para realizar un duelo", afirmó el doctor Paul T. Clements, uno de los autores de la citada revisión

Cuando la persona que uno ama muere, es natural sentir tristeza, expresar dolor y esperar que los amigos y los familiares provean a uno comprensión y traten de reconfortarlo. Desafortunadamente, no siempre ocurre lo mismo cuando muere un animal de compañía. Muchos consideran que ese dolor es inapropiado para alguien que ha perdido sólo una mascota, puede leerse en la página de Human Society (www.humansociety.org).

La muerte, pérdida o robo de un animal querido se convierte en el final de una relación especial, lo que puede dar lugar a uno de los momentos más difíciles de una persona.
Su desaparición deja un hueco importante en la vida de la persona, por los momentos que compartía con su compañero, como disfrutar caminatas, o las horas que le dedicaba a su cuidado como alimentarlo, bañarlo, llevarlo a la veterinaria; más allá de todo ese amor que tenía para darle y ahora no tiene a quién dar.

Para algunas personas, el vínculo con su perro puede llegar a ser mucho más fuerte que para otras; por ejemplo si esa persona vivía sola y su única compañía era su mascota, si el animal le hubiera salvado la vida, si hubiera sido su perro lazarillo, si fueron socios de trabajo como en las fuerzas militares; y para ellos, la pérdida de este compañero se torna mucho más significativa que para otros.

Entre toda la información que he consultado, en la página de una psicóloga decía que entre los innumerables casos que había atendido por pérdida de animales de compañía, había podido ver cómo hasta los hombres más duros y fuertes se desmoronaban emocionalmente ante la muerte de su perro, con quien habían entrenado muchas horas al día durante muchos años, habían ido a la guerra juntos, les había salvado la vida, y aunque tenían mujer e hijos, algunos habían compartido experiencias más intensas y habían pasado más horas de su vida con su perro que con la familia. Y que en su mayoría, los casos más severos, estaban vinculados a perros porque son los animales domésticos que interactúan manera más activa con los humanos.

En el caso de los niños o adolescentes, que han crecido con un perro, su desaparición también puede ser muy duro de afrontar para ellos, porque de hecho siempre han vivido con él y no tienen recuerdos de vida sin él. Una vez alguien me contó que había aprendido a caminar, agarrándose de su ovejero alemán. El perro falleció a los 16 años. Él me dijo textualmente “¿sabés lo duro que fue para mí digerir la muerte de ese perro que me había enseñado a caminar? Hoy tengo 35 y aún no he vuelto a llorar tanto como lo lloré a él”

Sin olvidar que para algunos perros, también es difícil afrontar la pérdida de otra mascota. Se pueden volver menos activos, dormir mucho más de lo habitual, comer menos o dejar de comer, parecer desorientados, perder el interés por cosas que usualmente los motivaba (como salir a pasear o jugar con su juguete favorito), aullar, ponerse más “pegote” del dueño o más dependiente, entre otros síntomas. Pero si el perro no come por 3 días, es importante consultar con el veterinario. Un estudio de la ASPCA indica que la mayoría de los perros, retoman su vida normal alrededor de las 2 semanas, pero a algunos les puede tomar hasta 6 meses recuperarse por completo.
Su vida es corta con respecto a la nuestra, los perros viven un promedio de 10 años y algunos pueden llegar a vivir 15 o más. Pero ese lapso de tiempo, no es poco en la vida de una persona, pueden pasar muchas cosas, que habremos compartido con nuestro compañero canino. Si el cachorro llegó a casa cuando teníamos 20 años y recién nos mudábamos a vivir solos, es perfectamente factible que cuando se vaya, nos hayamos casado y hasta tenido hijos. Si se integra a nuestra familia cuando los hijos tienen 10 años, tal vez cuando nos deje, aquellos niños ya tengan 20 años y se hayan ido a vivir a otro lado y nosotros quedemos con nuestro amigo canino solos en casa.

En mi caso personal, Pancho llegó a mi vida cuando tenía 2 días, junto a su madre y sus hermanos. Yo tenía unos veintialgos y me acababa de ir a vivir sola. El día que tuve que tomar la decisión de dejarlo ir, después de 17 años compartidos, ya me había mudado 3 veces, había cambiado de trabajo 4, me fui de vacaciones con él en algunas ocasiones y otras sin él, me entristecí porque algunos grandes amigos se habían ido a vivir lejos por 10 años y me alegré el día que volvieron, se murió la única abuela que me quedaba, nacieron mis sobrinos, fui al casamiento de algunas amigas, consolé a las que se separaron y celebré cuando otras se volvieron a casar; adopté a Lola, una reina sin pedigree que es pura paz y dulzura; conocí a alguien, me enamoré, nos fuimos a vivir juntos, nos casamos, nos separamos, nos divorciamos y el día que me mudé a mi nuevo departamento, miré a mi alrededor, vi las cajas apiladas y a Pancho. Él paró las orejas y me miró atento; y le dije “¡wow! ¡todo lo que me pasó y vos y yo seguimos juntos!”.

La decisión de dejarlo ir fue dura, pensé “¡no lo voy a ver nunca más! Nunca más voy a entrar a casa y él va a festejar mi llegada saltando y moviendo la cola, nunca más vamos a jugar con la pelotita ni vamos a ir a la plaza juntos…” ufff… Pero no fue una decisión difícil de tomar. Pancho era un espíritu libre, alegre, activo, vivaz, con un carisma tan especial que se ganaba el cariño, hasta de gente que no simpatizaba con los perros; amaba correr, saltar, todo era motivo de juego; y cuando lo vi viejito, sin energía ni para levantarse a tomar agua, sentí que ya no era él, que lo que veía era sólo un espíritu brioso prisionero de un cuerpo cansado. Cuando me senté a su lado, dije su nombre y lo miré a los ojos, él con sus últimas energías me buscó con la mirada perdida y me dejó ver cuán agotado estaba. Siempre creí que el día que se fuera de mi vida, se me iba a caer el mundo encima. Sin embargo, sentí mucha paz de soltarle la mano para dejarlo ir a descansar como él se merecía. Sentí que tenía que ser justa con él y liberarlo, porque él me había elegido a mí entre todos los humanos, para darme todo lo que tenía para dar, ahora yo tenía que darle paz. Hubo un corto tiempo de mucho silencio y tristeza. Creo que para Lola fue más duro que para mí, por primera vez en su vida no quiso comer durante varios días. Pero luego apareció Ema, un petardo indomable que entre la vieja Lola y yo, nos turnamos para domesticar; y el ciclo empieza otra vez.

Llorarlo drenó el dolor de a poco. Mirar sus fotos, ayudó a recordarlo vivo, inquieto, lleno de energía. Y así, de a poco, la herida fue sanando. No sé si lo he llorado lo suficiente o no, sólo sé que jamás lo olvidaré, que tengo millones de recuerdos increíbles juntos, que después de 2 años puedo hablar de él sin llorar y recordar innumerables anécdotas con una sonrisa franca. No voy a negar que mientras escribo estas líneas, este escritorio goteado es testigo de cuánto lo extraño, pero también es verdad que el reflejo de esta pantalla me devuelve una sonrisa, porque lo recuerdo con amor y ya sin dolor, sólo con un poco de melancolía que no lastima. Tal vez, dentro de poco tiempo tenga que volver a pasar por eso, Lola ya es una anciana. Pero no importa, mi corazón aprendió que todos los increíbles años de compañía y amor incondicional que me da cada perro, hacen que valga la pena repetir la experiencia de pasar por ese dolor al final del ciclo. Lo grandioso, es que con el paso del tiempo, lo que nos queda es el sentimiento placentero de su recuerdo y no el quiste del dolor. Y atrás vendrá otro, que no se parecerá en nada al anterior, o tal vez sí, pero cada uno es único y todos nos dejan el corazón sembrado de millones momentos inolvidables de amor incondicional, lealtad y felicidad, que se quedarán con nosotros para toda nuestra vida y que alguien que no ha vivido con un perro jamás podrá comprender.
Este pasaje de El Principito es un dulce relato de un vínculo y una despedida:



Mi abuela una vez me dijo que ella había vivido con perros toda su vida, desde que tenía uso de razón. Y que cada vez que uno se moría, ella juraba que no volvería a tener otro para no volver a pasar por un momento tan doloroso. Pero que después, se le volvía a cruzar alguno por el camino y cuando lo veía, se le venían a la cabeza todos los recuerdos de momentos maravillosos junto a cada uno de los perros que había tenido y volvía a decidir adoptarlo. Y agregó “el tiempo cura cualquier herida, y lo bueno, es que uno se queda siempre con los recuerdos de los buenos momentos” Finalmente, levantando el dedo índice concluyó “y te lo dice alguien que perdió a su madre a los 3 años, a su padre a los 15 y el marido a los cuarentipico”

Se ha demostrado que cuando el dolor se puede expresar, el tiempo necesario para la curación, generalmente es menor. Del mismo modo, si la expresión del duelo es restringida o negada, el proceso de curación puede tardar mucho tiempo.

En primer lugar, es importante poder hablarlo con nuestra red de contención afectiva, como familiares y amigos, para que puedan contenernos, más allá de que compartan o comprendan por lo que estamos pasando. Pero si nuestros más allegados, desestiman la causa, debemos buscar con quién hablar, alguien que comprenda cuán importante era ese animal y lo que significaba para nosotros. Y si no, buscar ayuda con un profesional o soporte espiritual que nos ayude a transitar el camino del duelo, también puede ser útil.

Hacer algo positivo durante este tiempo de tristeza, amplía nuestro enfoque, celebrando la vida de nuestra mascota. Algunas actividades que pueden ayudar, son:

  • Plantar flores o un árbol en memoria de su mascota
  • Hacer una donación de caridad
  • Celebrar su funeral
  • Hacer un dibujo, pintar un cuadro, hacer una escultura de arcilla, un bordado, componer música, escribir una canción, un poema o una historia de su mascota (o mandarlo a hacer por alguien que sepa hacerlo)
  • Escribirle una carta a su mascota
  • Llevar su chapita de identificación en el llavero
  • Crear un álbum de fotos o simplemente poner una foto en un porta retratos
  • Hacer trabajo voluntario

A continuación, he traducido algunas recomendaciones de Susan Dowd Stone, MSW, LCSW, una galardonada psicoterapeuta, autora y experta en salud mental


Enfrentando el duelo por la pérdida de una mascota.

La pérdida de un preciado amigo, puede ser una de las experiencias más devastadoras en la vida de una persona. A menudo nos sentimos abrumados por sentimientos que son tan fuertes, que creemos que no podremos tolerar la intensidad del dolor.
La profundidad del dolor, es válida y justificada, usted ha perdido a un gran amigo. Aún a pesar de lo insoportable que parece el sufrimiento, debe saber que la intensidad disminuye con el tiempo.

Síntomas del duelo:


Si cualquiera de estos síntomas es severo y persiste después de 2 semanas, es probable que usted esté desarrollando depresión clínica. En particular el insomnio, debe ser tratado rápidamente, para evitar agotamiento y vulnerabilidad adicional a enfermedades.

Si usted cree que experimenta sentimientos suicidas, concurra rápidamente al hospital más cercano, llame al 911, o al 135 - Centro de Asistencia al Suicida (Buenos Aires, Argentina)



Preguntas frecuentes acerca de la pérdida de una mascota

1)       ¿Qué es “normal” durante el luto por la pérdida de una mascota?
Reacciones normales al dolor emocional incluyen la negación, la incapacidad para aceptar la pérdida, llanto intenso, insomnio, desorientación, la incredulidad, pérdida de apetito, la ira, el aislamiento, la depresión, la sensación de que usted nunca volverá a ser el mismo, sentir que se está volviendo loco, sensación de que usted no puede manejar la intensidad de su reacción y, a menudo, acompaña la culpa.
Las respuestas de comportamiento normales, pueden incluir querer dormir con una manta o un juguete del animal, no podrá quitar las pertenencias de la mascota, una compulsión para recordar a su amigo perdido y la alejarse de aquellos que no validan o apoyan la importancia de la pérdida.

2)       Culpa – la persistente obsesión por la pérdida de una mascota.
La culpa es inicialmente uno de los sentimientos más difícil y común, después de la pérdida de un animal de compañía. En vez de recordar todo lo que hemos contribuido en amor y calidad a la vida de nuestro amigo, focalizamos en la autocrítica y la condena; las veces que no estuvimos ahí, el tiempo que nos fuimos de vacaciones y no pudimos llevarlo con nosotros, en las veces que le hemos gritado porque la carne desapareció de la mesada de la cocina por tercera vez, aquel día en el que nuestras finanzas no pudieron cubrir la cirugía que podía salvar su vida y tuvimos que dejarlo ir


Nos concentramos en esas veces que no pudimos ir a la última caminata, o lanzarle la pelota, o cuando nuestra atención a sus necesidades emocionales pasó a segundo plano dentro de las exigencias de la vida. La reacción de culpa más difícil, puede venir a continuación de tener que tomar la decisión de eutanasia, incluso cuando ¡no había otra opción!

Aún aquellos que se han dedicado con devoción a la vida y la salud de sus animales, pueden experimentar una culpa devastadora. Pensamientos obsesivos, sentimientos de auto culpa y conclusiones distorsionadas, pueden plagar sus mentes por meses y hasta años, sin ningún fundamento lógico.

3)       ¿Cuánto tiempo tomara sentirse mejor después de la pérdida de la mascota? ¿cuándo este sentimiento de tristeza desaparecerá?


No hay un tiempo determinado para el duelo de este tipo de pérdidas tan significativas. Lo llorará en proporción a la calidad (no necesariamente en tiempo) y la importancia de su relación. A aquellos cuyos amigos animales eran la única fuente de compañía, puede resultarles muy difícil seguir adelante. La rutina y la estructura proporcionada por el cuidado de un animal… aún cuando él estuviera muy enfermo… pueden dejar horarios muy vacíos y la casa muy solitaria.

Un animal adquirido durante una relación en tiempos felices o en una transición memorable de la vida, puede volverse simbólica de esos momentos. Uno puede sentir que él se ha llevado todos aquellos recuerdos consigo cuando muere y que la vida no volverá a ser buena otra vez.
Esto también puede ser verdad para todos aquellos que han trabajado con su mascota como compañeros profesionales, así como también puede ocurrir con aquellos animales que han sido el centro de la vida familiar. Estos intensos sentimientos iniciales, irán perdiendo fuerza con el tiempo, en algunas semanas o meses.
Algunos, sienten que abandonar el duelo, es terminar su vínculo con el animal. Pero después del duelo, viene una paz, en la que los recuerdos quedan presentes para siempre.

4)       Los sentimientos más comunes después de tomar la decisión de eutanasia.
Aún cuando sea claramente indicada por el veterinario, la decisión de eutanasia puede dejar una culpa amarga y un pesar increíble. Las decisiones de vida o muerte, aún cuando el sufrimiento es evidente, no son fáciles de tomar. Hacerse planteos después del hecho es común, a pesar de la más convincente evidencia de que ésta era la opción más humana viable.
Después de que el compañero ha muerto, es probable imaginar otro tratamiento, pensar que otro día podría haber cambiado los resultados. Usualmente, es un error. Generalmente, nuestro recuerdo de esos momentos traumáticos finales no es claro y minimizamos las razones que nos llevaron a concluir ética y humanamente, porque estamos abrumados por el dolor. En esos momentos, se tiende a pensar que se trataba de su connivencia con la recomendación veterinaria, lo que causó la muerte del animal, en lugar del evento o la enfermedad que causó el sufrimiento. Una vez más, sería un error.


A nuestro intelecto y al poder de la razón, les toma un tiempo ponerse al día con nuestro corazón roto. Estas preciosas criaturas no están con nosotros mucho tiempo y la brevedad de sus vidas, agrega más peso a las decisiones del cuidado terminal. La eutanasia es uno de los aspectos más traumáticos de la pérdida de una mascota y puede convertirse en una distracción agónica del trabajo de duelo. Pero es una gracia final que podemos dar, para todo el cariño que ellos nos han ofrecido durante su vida, poner fin a su sufrimiento, de una manera digna, humana y sin dolor.

En última instancia, nosotros no determinamos la vida o la muerte. Muchos animales que son puestos a dormir por sus seres queridos, es porque están padeciendo una enfermedad crónica incurable. Es sólo una cuestión de tiempo.
Ponerle fin a su sufrimiento es un regalo amoroso que podemos concederles, antes de que el deterioro o la enfermedad los alcance, con más sufrimiento aún, y por esa última bendición, debemos soportar voluntariamente la agonía asociada a esta duda transitoria.

5)       Opciones disponibles para conmemorar a un animal de compañía
Ellos pueden ser conmemorados de diferentes maneras. Está la posibilidad de postear un tributo en el sitio del que fue extraído este texto [http://www.petlosshelp.org/animalcompaniontributes/memorialsubmissionform.html] o en muchos otros que están dedicados a honrar las vidas de los animales de compañía. Existen algunos cementerios de mascotas que ofrecen un lugar de descanso final para ellos, o pueden ser cremados y sus cenizas esparcidas en su lugar favorito (un parque, un jardín). Algunas personas conservan las cenizas o parte de ellas y solicitan que sean enterradas junto con ellas cuando mueran. También puede hacer donaciones a grandes causas en su nombre, o ser voluntario en alguna organización animal, o escribir acerca de su vida. Usted sentirá y sabrá qué es lo que lo hace sentir mejor.
Abogar por los derechos de los animales, es otra opción que puede ser una gran distracción del duelo y canalizar su dolor en una acción positiva. Puede crear un espacio en su casa o jardín, plantar árboles y flores en memoria de su mascota, crear un álbum de fotos o un video y compartirlo con otros. Algún joyero, puede hacerle un colgante o un brazalete con una foto de su mascota.

6)       ¿Cuándo debería adoptar otra mascota? ¿Sería desleal?


El tiempo y la motivación para invitar a otro animal a su vida, es muy personal. Algunas personas necesitan el espíritu de los animales alrededor de ellos y sienten que reducen su calidad de vida sin su presencia. La capacidad de amar y de apreciar profundamente las contribuciones de seres sensibles, no termina cuando ellos se mueren. Puede dejar un vacío de dolor en los corazones rotos, que nada va a satisfacer.

No hay un tiempo bueno o malo para adoptar un nuevo amigo. No es desleal a la vida de su mascota que ha partido, darle refugio a otro; sino una forma más de honrar a él y a todos los animales. Nada ni ninguna otra criatura jamás reemplazará la experiencia de profunda unión con su amado amigo. Pero el corazón no tiene un contrato permanente con la pérdida, se expande nuevamente con la gradual gloria de renovación.
Algunas personas, en la angustia de la pérdida, piensan que nunca volverán a pasar por esto otra vez, y juran no volver a tener otro animal jamás. Pero un día, descubren y celebran en el alma, que la capacidad y la necesidad de amar un animal, no ha desaparecido. Siempre existe la futura posibilidad de que otros seres sensibles lo muevan a ofrecerles un hogar. Decida no decidir ahora y deje que las cosas sigan su curso. Cuando sea el momento adecuado, una dulce criatura puede capturarlo.

7)       Reacciones del duelo no resueltas o complicadas.
A veces, la pérdida de un animal de compañía ocurre en medio o al final de una serie de pérdidas mayores. Pueden ser miembros de la familia, amigos, pérdida del empleo, estado financiero, pérdida de salud o relaciones. El final de la vida de su mascota, puede parecer el final de su vida o exacerbar una depresión clínica.
Si sus síntomas de dolor no son resueltos y no hay soporte en su vida para atravesar una significativa serie de pérdidas o crisis, es posible que desee buscar ayuda profesional. Muchas comunidades cuentan con centros de salud mental si usted no puede afrontar el gasto de manera particular.

8)       Cuando el trauma es un componente de la pérdida de la mascota
Éste puede resultar en síntomas de Trastorno de Estrés Postraumático, en el cual pesadillas, pensamientos obsesivos, pánico y recuerdos recurrentes, nos niegan la paz mental y el sueño. Nos sentimos irritables, autocríticos y rumiamos constantemente sobre la misma imagen o circunstancia. La decisión y ser testigos de la eutanasia, puede suponer un trauma para muchas personas, más allá del dolor de la pérdida inicial. Para otros, es un enorme consuelo ver la vida de su compañero hasta el final.
Ser testigos de la muerte accidental, o no saber el paradero o el estado de la vida de nuestro animal de compañía, puede dar lugar a reacciones traumáticas graves para algunas personas. Si los síntomas de Trastorno de Estrés Postraumático, o reacciones traumáticas persisten, es muy recomendable consultar con un profesional de la salud mental.

9)       ¿Hay algo que pueda hacer para sentirme mejor en este momento?
Esta es una pregunta frecuente y entendible, dado el grado de sufrimiento. Hay poco que se pueda hacer para poner fin abruptamente a la intensidad del dolor, que es un proceso humano normal y apropiado, cuando tiene lugar una pérdida significativa. Debe saber que los sentimientos se vuelven más tolerables con el tiempo, a medida que el legado de lindos recuerdos inevitablemente reemplazan aquellos de dolor. Pero usted puede proporcionarse algo de alivio, eligiendo recordar los mejores momentos, en vez de focalizar solamente en el momento de la muerte como la representación del total de la relación.
Cuídese y trátese bien a sí mismo mientras pasa por las distintas etapas del duelo. No pase demasiado tiempo sin dormir (consulte a un médico si su insomnio persiste por más de 3 días), coma bien, esté en contacto con aquellas personas que lo entienden. Tal vez puede unirse a un grupo de duelo para mascotas, conmemore a su amigo, distráigase visitando a sus seres queridos, haciendo viajes cortos, trabajando, haciendo trabajo voluntario si es que puede, y ejercicio físico. Pero no intente enterrar o esconder su dolor. Es apropiado y demanda expresión.
Puede parecer intolerable ahora, pero usted sobrevivirá. Llegará el día en que la suavidad de los dulces recuerdos traerá cálidas sonrisas. Somos reticentes, pero la agonía y la intensidad de las respuestas al dolor, después de la pérdida de una mascota, pueden sorprender hasta a los que se anticipan a cuán significante puede llegar a ser la pérdida.

10)     Me pareció oír, ver, sentir a mi difunta mascota ¿estoy enloqueciendo?
Durante la última década, una y otra vez, dubitativamente, la gente revela instancias en las que tienen la sensación de ver, oler, tocar y sueños que indican que su difunto amigo ha estado presente. Estas personas temen compartir estas experiencias con alguien, porque temen que crean ¡que han perdido la razón! Pueden ver una sombra flotante, escuchar un relincho suave desde el establo, sentir una fuerte presencia en la habitación o sentir patitas caminando hacia la cama. Pueden soñar vívidamente y sentir como si se hubieran reunido brevemente con su mascota, o sentir que el dulce aroma de su amigo flota en el ambiente. He escuchado esto de oficiales de policía, médicos, maestros, ancianos y niños. ¿Podría ser esto real?
Los animales de compañía son criaturas espirituales. Los indios de Alaska, construyen “casas espirituales” a lo largo de hermosas vistas, creyendo que le toma un año al espíritu de un ser querido completar la transición. No hay razón para analizar estas experiencias. Lo que es real para una persona, es real. Los animales tienen un misterio, la divinidad y la majestad que es imposible de conocer en algunas ocasiones. No todo en la vida puede ser explicado.

A continuación, algunos cementerios de animales que he encontrado en Argentina, tal vez haya otros que no he visto, espero que sirva

Jardín del Amigo
Norte del Gran Buenos Aires, cerca de Pilar
http://www.jardin-del-amigo.com/

Pets Memorial Santa Juana - Cementerio de animales
Teléfonos: (0223) 469 8659 begin_of_the_skype_highlighting            (0223) 469 8659      end_of_the_skype_highlighting, (0223) 156 803851
Mar del Plata, Argentina

San Miguel - Cementerio de animales
Teléfonos: (011) 4737 2126 begin_of_the_skype_highlighting            (011) 4737 2126      end_of_the_skype_highlighting / (011) 4737 3935 begin_of_the_skype_highlighting            (011) 4737 3935      end_of_the_skype_highlighting
Monte, Buenos Aires, Argentina

Monte Perdido.-Cementerio de mascotas - Servicios para mascotas
Teléfonos: - (0223) 464 2131 begin_of_the_skype_highlighting            (0223) 464 2131      end_of_the_skype_highlighting / (0223) 493-0792 begin_of_the_skype_highlighting            (0223) 493-0792      end_of_the_skype_highlighting
Batan, Mar del Plata

Paraíso Natural – Cementerio parque de animales
El Pato, Berazategui, Pcia. Bs.As
http://www.paraiso-natural.com.ar/quienessomos.html

Costa Azul – Cementerio para animales
http://complejocostaazul.wordpress.com/cementerio-para-mascotas/
Teléfono: (0342) 402 4517 begin_of_the_skype_highlighting            (0342) 402 4517      end_of_the_skype_highlighting / (0342)438 7783 begin_of_the_skype_highlighting            (0342)438 7783      end_of_the_skype_highlighting
Colonia San José, Santa Fé

Un lugar en el cielo – Cementerio de mascotas
Teléfono (0261) 431 6808 begin_of_the_skype_highlighting            (0261) 431 6808      end_of_the_skype_highlighting
Dorrego, Mendoza

Cremaciones de mascotas
Teléfono: (011) 4637 5288 begin_of_the_skype_highlighting            (011) 4637 5288      end_of_the_skype_highlighting
Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Cementerio virtual en español
http://mascotas.altoaragon.org/

...tal vez, sin darme cuenta, estas líneas hayan sido mi tributo a mi gran amigo...

Fuentes:

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